domingo, 30 de agosto de 2009

ebastian Piñera: La fuerza del cambio con el Bolt de la politica Chilena

Tribuna El Mercurio (Emol)
Domingo 30 de Agosto de 2009
La fuerza del cambio

Sebastian Piñera E.

Todos recordamos cuando la selección chilena de fútbol iba de tumbo en tumbo. La consigna era empatar o, al menos, perder por poco y salvar el honor. Las explicaciones abundaban, pero siempre había que buscarlas afuera: en el arbitraje, en la altura, o incluso en el rival.

Esto cambió con la llegada de Marcelo Bielsa. Con los mismos estadios, los mismos jugadores y las mismas reglas, nuestra selección pasó de pelear los últimos lugares a luchar por la punta. De un momento a otro dejamos de jugar a la defensiva y pasamos a enfrentar de igual a igual a cualquier equipo que se nos pusiera por delante. En vez de depender de los resultados de terceros, decidimos confiar más en nosotros mismos. Nunca más hablamos de eliminatorias, sino de clasificatorias.

Algo parecido, pero al revés, ocurrió con nuestro país. Cada vez más escuchamos a las autoridades dar todo tipo de excusas para explicar sus fracasos. La última, que la caída del crecimiento y el alto desempleo se explicarían por la crisis internacional. Tal como ocurría con la selección chilena de antaño, no habría mucho que hacer, sólo sentarnos y esperar un milagro. Pero la verdad es que el problema viene de mucho antes, y sus causas dependen más de nosotros mismos que lo que algunos nos pretenden hacer creer.

Entre 1986 y 1997, Chile gozó de 12 años de "vacas gordas". Durante ese período, además de recuperar la democracia, el país tuvo las mayores tasas de crecimiento de su historia, lo que permitió duplicar el ingreso promedio de los chilenos, crear 200 mil empleos al año, reducir sustancialmente la pobreza y soñar con derrotar el subdesarrollo antes de 2010.

Pero todo cambió en 1998. Producto del pésimo manejo de la crisis asiática durante el gobierno de Frei, el país no sólo entró en recesión, sino que en 12 largos y agobiantes años de "vacas flacas", cuyos efectos sufren hasta hoy todos los chilenos, especialmente los más humildes y la clase media. El crecimiento cayó a la mitad, el desempleo se disparó, la productividad se desplomó. Para peor, pese a las enormes inversiones en educación y salud, la calidad de ambas se mantuvo estancada; la vergonzosa desigualdad no cedió; la delincuencia aumentó en cantidad y violencia, y la corrupción, ese cáncer del cual nos sentíamos inmunes, se apareció cada vez con más frecuencia. La Concertación, en fin, comenzó un lento y progresivo proceso de decadencia y pérdida de unidad, mística y sentido de futuro. Con dolor, tuvimos que tragarnos el orgullo y aceptar que habíamos dejado de ser un ejemplo para el mundo. El sueño chileno de que alcanzaríamos el desarrollo antes de 2010 terminó siendo sólo eso: un sueño.

¿Qué hacer? Como Bielsa, asumir que nuestras dificultades, por graves que sean, ¡tienen solución! La principal tarea del futuro gobierno no es sólo dejar atrás la crisis, sino también recuperar el liderazgo, el dinamismo y las ganas para dejar de acumular y empezar a resolver los problemas, y aprovechar las enormes oportunidades que Chile tiene por delante. Para eso haremos cambios muy profundos, porque si los problemas son los mismos, son las soluciones las que tendrán que cambiar.

Estoy convencido de que nuestro principal desafío va mucho más allá de lograr el cambio de un gobierno por otro. Se requiere un golpe de timón en la forma de gobernar: más cercana a la gente, que convoque a los mejores, restablezca la cultura de hacer las cosas bien y con sentido de urgencia, y que deje atrás este conformismo que nos intentan contagiar. Nos dijeron que nuestra propuesta de dar jubilación a las dueñas de casa era populista, que no se podía hacer. Pues bien, se logró, y hoy día las dueñas de casa tienen jubilación. Ahora nos dicen que no se puede dar un bono en marzo; y yo les respondo que se puede, que es de plena justicia y que lo vamos a dar. Nos dicen que es imposible crear un millón de empleos. Gracias a Dios están equivocados, y los vamos a crear. Nos dicen que Chile no puede volver a crecer al 6% y entregar oportunidades para todos. Yo contesto que no sólo es posible, sino que lo vamos a hacer. Nos dicen que tendrán que pasar generaciones para que podamos tener una educación de calidad. Yo respondo que jamás nos conformaremos con que cientos de miles de jóvenes entren cada año al mercado laboral con los ojos vendados y las manos amarradas. Nos dicen que la delincuencia es un fenómeno imbatible. Yo les digo que ganaremos esta batalla y recuperaremos los espacios públicos para las familias.

Pareciera que algunos se empeñan en hacer imposible lo que sí es posible. Llegó el tiempo de quienes -como Bielsa- hagan posible lo que para otros parece imposible. Así queremos Chile.

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Saludos
Rodrigo González Fernández
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