Felipe Larraín
Macrocoordinador Grupos Tantauco Esta semana trajo importantes novedades económicas. El Imacec de mayo reveló una caída de 4,4% en 12 meses y una contracción respecto de abril. Se juntan así siete meses consecutivos de crecimiento negativo. Desde su peak , la economía chilena ha caído 5,3% y completa cuatro trimestres consecutivos de retroceso, desde el tercero de 2008 al segundo de 2009. El desempleo llegó a 10,2% en marzo-mayo, y en los meses más duros de invierno bordeará el 12%, con unos 850 mil compatriotas desempleados. Es muy posible que la recuperación llegue en algún momento del segundo semestre, pero ello ocurrirá luego de un año (al menos) de caída.
Los vaticinios de la autoridad se han ido cayendo uno a uno, destruidos por las porfiadas cifras. Chile no estaba blindado, no evitó la recesión y tampoco está saliendo antes que los demás. Varios países proyectan ya crecimiento positivo para el segundo trimestre de 2009, entre ellos Brasil y Perú, China, Corea, India, Indonesia, Hong Kong, Malasia, Singapur, Tailandia y Taiwán. Tampoco lo estamos haciendo mejor que el promedio mundial. El FMI vaticina una caída de 1,4% para el mundo en 2009, y la reciente encuesta del Banco Central proyecta una caída de 1,5% para la economía chilena (la OECD augura -1,6%); con esto, Chile queda en la posición 117 entre 180 países.
El 2010 asoma bastante mejor. La economía mundial se recuperará: el FMI espera un crecimiento global de 2,5% y eso debería tonificar a nuestra alicaída economía. Chile tendrá también un nuevo gobierno en 2010. Y, como dice la Presidenta Bachelet, no da lo mismo quién gobierne.
Esta semana fue presentado el programa económico de Sebastián Piñera, que apunta a crecer un 6% promedio para 2010-2013 (más del doble del 2,7% promedio del Gobierno actual), crear 200 mil empleos por año (casi el doble de los creados entre 2006 y 2009), erradicar la indigencia para 2014 y la pobreza en 2018. Así, Chile podría llegar al desarrollo sin pobreza para el Bicentenario de nuestra Independencia.
Estas metas son ambiciosas, pero factibles y están respaldadas por un conjunto potente de políticas. Primero, existe un círculo virtuoso entre crecimiento, empleo y reducción de pobreza. Para crear 200 mil empleos al año se requiere crecer mucho más de lo logrado desde 1998, cuando comenzó el letargo de nuestra economía, y la mayor creación de empleo apuntala el crecimiento. Pero eso no es suficiente: hay que mejorar también el acceso al trabajo. Por eso, se plantea facilitar el trabajo desde el hogar y fortalecer y flexibilizar el pre y posnatal, medidas especialmente importantes para que la mujer compatibilice su papel de madre, esposa y trabajadora. También se propone incorporar el mecanismo de flexibilidad pactada en la negociación colectiva y ampliar el subsidio al empleo a otros sectores vulnerables. Se quiere dar un impulso a la capacitación, entregando un bono individual para que los trabajadores chilenos escojan dónde capacitarse, y promover los contratos de aprendizaje.
Para crecer al 6% se requiere también estimular la inversión, que caerá en torno a 15% este año, llegando cerca del 21% del PIB (a precios corrientes). El programa plantea aumentarla a 28% del PIB en 2013. Nuevamente, hay un círculo virtuoso entre inversión y crecimiento, pero se requieren estímulos adicionales. Se propondrá un incentivo tributario transitorio con la depreciación acelerada, y se aumentará el tope de tributación sobre la base de las utilidades retiradas para empresas con ventas de hasta 25.000 UF (el tope es hoy de 8.800 UF). También se contempla un nuevo estatuto para las pymes y mejorar su acceso al financiamiento. Se reactivarán las concesiones de obras públicas, extendiéndolas a otras áreas como educación y salud, y agilizando la nueva ley de concesiones.
Finalmente, se requiere un salto en productividad, que en vez de sumar ha restado al crecimiento en los últimos cuatro años. Los pilares aquí serán la reforma del Estado, la modernización de las empresas públicas, la promoción de la ciencia e innovación, el apoyo al emprendimiento, la mayor competencia en los mercados, y la verdadera mejora en la calidad de nuestra educación.
Al final, más allá de las medidas, la actitud hace una gran diferencia. Debemos recuperar el entusiasmo por hacer las cosas bien, por premiar el mérito y la capacidad y no la lealtad política. Queremos entregar mayores oportunidades para que todos puedan perseguir sus sueños, con una protección social amplia y efectiva para los que no tengan éxito. Ese es el Chile que soñamos camino al Bicentenario.
(Fuete: El Mercurio) Tags: Economía, felipe larrain, grupos tantauco
Domingo, Julio 12, 2009 Puedes seguir la respuestas a través de este RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o puedes hacer trackback desde tu propio sitio.