Tengo la difícil y grata misión de presentar a Sebastián Piñera. Difícil porque nunca he hablado frente a un público tan grande y efervescente como ustedes. Y grata porque es hablar de una persona que quiero y con la que he compartido casi toda mi vida.
Por eso, no voy a hablarles del Sebastián público, que ya lo conocen, sino del Sebastián papá, abuelo, hijo y hermano, del ser humano del que yo, muy joven, a los 19 años, me enamoré. Y desde entonces hasta ahora han pasado más de 30 años.
Me gustó de él su autenticidad, su alegría, su vitalidad y la enorme energía con que enfrenta cada día.
Sebastián es un hombre valiente y decidido, cuyos principios no van a cambiar por los vientos de la política o de las encuestas.
Un hombre que siempre habla de frente, sin importar los costos. Dispuesto a todo cuando se trata de defender lo que cree que es correcto y justo.
Soy la que mejor sabe que es un hombre que todo lo que ha logrado construir en la vida ha sido con trabajo, sacrificio y perseverancia. Él es capaz de trabajar más horas que nadie. Escribir documentos mientras viaja por todo el país sin descansar, y a la vez, enfrentar todas las dificultades que significa liderar una candidatura presidencial.
Es verdad que es exigente con los demás. Pero lo es aún más consigo mismo. Y esto ha sido un gran ejemplo para nuestros hijos: la cultura del esfuerzo y de ponerle corazón a todo lo que uno hace y ¡por Dios qué vale la pena entregar lo máximo de uno mismo!
Lo que más me conmueve de Sebastián es su nobleza de alma, de corazón. Es un hombre que no conoce el rencor, que nunca se ha sentido moralmente superior a nadie y que por lo tanto no juzga a nadie en ese aspecto.
Si hay algo que admiro en él es que a pesar de todos sus éxitos, mantiene la misma sencillez con la que lo conocí. Como a la gran mayoría de las personas, le gusta almorzar en familia o ver el fútbol con sus hijos, jugar con sus nietos. No puedo dejar de nombrarlos: León, Esperanza, Juan de Dios y la recién llegada Antonia.
Siempre he pensado que la mejor forma de conocer a una persona es mirando a sus hijos. Y los nuestros son maravillosos. Lo digo con humildad, pero también con mucho agradecimiento.
La Manena, la Cecilia, Sebastián y Cristóbal tienen en común la sencillez, el amor por la verdad y la libertad. Son auténticos y leales. Trabajadores, solidarios y de convicciones firmes. Todos llevan grabado a fuego el compromiso con el prójimo y con el bien común.
Pero también como cualquier familia normal, en todos estos años hemos pasado por momentos buenos y malos. Como pareja hemos discutido y también nos hemos reconciliado. Como todas las personas, nos hemos tropezado con nuestras propias limitaciones, y hemos sobrellevado los momentos duros y difíciles de la vida como la enfermedad y la muerte de seres muy queridos. No puedo dejar de recordar a mi mamá, que en estos días se cumplirá un año desde que nos dejó. ¡Cómo le habría gustado estar aquí presente!
Pero también hemos disfrutado de las muchas alegrías y regalos que la vida nos ha dado. Siempre me he sentido, nos hemos sentido personas muy afortunadas y no nos cansamos de darle las gracias a Dios por ello.
Y también por ello es que sentimos como familia un deber con nuestro país. Y es así que esta campaña nos ha reunido y unido aún más como familia para trabajar para que Sebastián sea el próximo Presidente de Chile
Les presento al padre de mis hijos, a mi marido, a mi compañero de vida. Dejo con ustedes a Sebastián Piñera.
SACADITOS
Antes quería contarles un poco de mí. Siento que he sido una mujer extraordinariamente afortunada en la vida y no me canso de darle las gracias a Dios por ello.
Crecí en una familia alegre y unida, donde además del cariño, me dieron la posibilidad de estudiar y desarrollar mi vocación. Tengo el privilegio de que mi vocación, mi profesión y mi experiencia laboral coinciden y se vuelcan en el trabajo social y humano que he realizado durante 30 años con jóvenes y mujeres en situación de vulnerabilidad. La Fundación Mujer Emprende me llena de orgullo y es un proyecto en el cual Sebastián me ha apoyado 100%
La Manena es profesora. Es apasionada, trabajadora y con convicciones firmes. Es una mujer íntegra y de una lealtad superior. Hoy es madre de tres hijos preciosos que nos alegran la vida. Ahí están León, la Esperanza y Juan de Dios.
La Cecilia es médico pediatra. Es creativa, apegada a la verdad, estudiosa, perseverante y trabaja con dedicación con los niños en el Hospital Exequiel González Cortes en San Miguel. Acaba de ser madre por primera vez y me encanta verla contenta y feliz con su Antonia.
Sebastián es ingeniero. Es inteligente, cariñoso, bueno de corazón y siempre ha llevado con orgullo el nombre de su papá. Es gran deportista, sencillo y es muy buen amigo. Cuando estoy con el me gritan mucho ¡suegra!
Cristóbal, el menor, es psicólogo. Es original, tiene siempre una manera diferente de mirar las cosas. Es simpático y reflexivo. El año pasado estuvo en la India en la fundación de la madre Teresa y el escogió trabajar con los enfermos terminales. Cuando volvió me dijo, que pese a toda la miseria que le había tocado ver, era lo que lo había hecho más feliz en la vida.
Quiero terminar estas palabras con una confesión: Desde que me casé con Sebastián no ha existido un solo día en mi vida que no me haya sentido protegida. Cuando estoy a su lado mis miedos se disipan y siento algo fundamental: confianza y seguridad.