EN SEMANA DE ENCUESTAS, DIRECTOR DE ADIMARK ANALIZA SEÑALES Y RESULTADOS
Méndez y silencio de Michelle Bachelet: "Es una manera de decir que será la candidata"
Aunque sostiene que "siempre es bueno saber con quién se compite" aún con la definición de la ex presidenta, "las posibilidades de un segundo gobierno de centro-derecha son ciertas", asevera.
Por Patricia Arancibia Clavel
Roberto Méndez Torres es sinónimo en Chile de la encuesta Adimark, una de las más prestigiadas del país. Enamorado de lo que hace, mes a mes mantiene en vilo a la clase política, el gobierno y a los Presidentes de turno, que esperan con ansias la evaluación de la ciudadanía. Respetado por su experiencia y capacidad de análisis, sobriedad y ponderación, este ingeniero comercial experto en opinión pública, desmenuza las últimas cifras de su encuesta, coincidentes con las del CEP, entregando una radiografía del momento político actual y de los posibles escenarios de futuro.
- La última encuesta Adimark cayó como bomba en La Moneda. ¿Existen casos similares de tan baja aprobación a un Presidente?
- El 26% en el último mes, es la más baja evaluación que ha tenido el presidente Piñera durante su mandato. Es una gran paradoja pues no conozco otro caso en el mundo donde se ve una economía que para todos los estándares, incluso internacionales, está funcionando muy bien y por otra parte, se produzca este verdadero desencuentro del gobierno con la opinión pública. Es cierto que en Europa la mayor parte de los gobiernos están teniendo niveles de evaluación muy baja, pero las razones son objetivas: sus economías están enfrentando una crisis tremenda.
- ¿Cómo se explica esta paradoja?
- Las cifras están ahí y son indesmentibles. La verdad es que no tenemos una explicación única y sólida para explicar porqué se está dando esta paradoja que no tiene paralelo en la historia reciente ni en el mundo. A nivel de hipótesis, pienso que hay un problema con el estilo del Presidente. Como alguien dijo por ahí, a la opinión pública se le "atravesó" su figura por diversas razones, entre ellas, como ha manejado el cargo, el ser millonario, etc. Muchas cosas que se mezclan a las que hay que sumar el tema de las expectativas. Porque la personalidad del Presidente sigue siendo la misma que cuando fue elegido. Es la misma persona que llegó a tener un 63% de aprobación en octubre de 2010.
- Al parecer, se esperaba mucho más de su gestión…
- Lo que ha pasado es que ha habido un desencanto, una frustración de expectativas que fueron obviamente exageradas. Con su personalidad, fuerza y capacidad para proponer ideas novedosas y sacarlas adelante, creó expectativas muy grandes que hizo que la gente lo eligiera, aunque no les gustara personalmente. Él nunca fue una persona querida, no lo votaron por cariño, más bien fue un voto utilitario y de rechazo a la Concertación.
- ¿Le jugó a favor o en contra el rescate de los mineros?
- Creo que ese rescate, a nivel comunicacional, es lo más costoso que le ha sucedido al gobierno. Fue algo tan espectacular, tan heroíco, que no hizo más que potenciar las expectativas que había hasta entonces. Si este hombre -el Presidente- es capaz de rescatar a 33 personas enterradas a 800 metros bajo tierra, es capaz de solucionar problemas de todo tipo. De ahí en adelante, el gobierno ha tenido un descenso prácticamente permanente. No se puede obviar tampoco que al gobierno en su conjunto le ha faltado un mejor manejo político.
- Que la población percibe…
- Claro, porque el manejo fino de las relaciones humanas con los que lo apoyan, con la oposición, con sus propios parlamentarios e incluso ministros, ha sido hecho con poca pericia. Lo que pasó con el ministro Bulnes en la crisis de educación el año pasado, con el ministro Álvarez en el caso de Aysén, fueron errores absolutamente innecesarios que dañaron al propio equipo interno.
- Y la oposición, ¿ha jugado un rol importante en la baja aprobación del gobierno?
- Entre las posibles causas hay que descartar definitivamente que la acción de la oposición haya cooperado a esta mala evaluación. De hecho, la oposición está aún peor evaluada que el gobierno. El problema está en el gobierno, en cómo se ha planteado, cómo se ha manejado. La Concertación -que no es lo mismo que la oposición- ha sido una mera espectadora, lo que hace pensar que el futuro es más difícil de predecir de lo que uno puede imaginar.
- Quizás otro elemento a considerar es el empoderamiento de una ciudadanía cada día más exigente…
- Absolutamente. Aquí ha habido un cambio social que le está tocando enfrentar a este gobierno de manera inédita y que está afectando a la clase política completa. Es un cambio entre cultural y tecnológico, que al final pone en duda todas las intermediaciones y que hace que la gente sienta que ya no necesita intermediario. ¿para qué quiero tener a un señor sentado en el Congreso si yo puedo directamente expresar mi opinión a través manifestaciones callejeras o redes sociales? Todas las intermediaciones hoy están cuestionadas, incluso en el ámbito religioso. ¿Para qué quiero a los curas, si me puedo relacionar directamente con Dios? Estamos frente a una crisis de representatividad en todos los niveles.
- ¿Hay antecedentes históricos similares?
- No he visto algo similar desde que tengo uso de razón política. Ni siquiera en la gran crisis institucional de 1973. Hoy, la política dejó de representar los intereses de la gente, el nivel de sospecha hacia las instituciones y actores políticos no lo había visto nunca a este grado. Todos están mal evaluados, partidos, gobierno, Congreso. Es un vacío de representación y de liderazgo extremadamente peligrosa, el caldo de cultivo de populismos y caudillismos.
- Esa ha sido una tónica en América Latina. ¿Podemos llegar a eso de verdad?
- En Chile es tal el nivel de rechazo que ni siquiera ha habido el espacio para que caudillos al estilo de los que vemos en Venezuela, Ecuador, Bolivia o Argentina aparezcan. Quizás lo más parecido -aunque no quiero denominarla caudillo- es Bachelet que está donde está, no porque sea socialista o concertacionista, sino porque es ella, un personaje muy atractivo. Que no hayan aparecido todavía habla bien de la madurez de nuestra gente, pero tampoco descarto que en el futuro pueda aparecer algún tipo de populismo o algo más sofisticado.
- Nuestra opinión pública se está dejando llevar demasiado por slogans más que por realidades…
- Es cierto que a veces aparece un tanto frívola, pero yo que me he dedicado a estudiarla, veo que es sumamente sensata a la hora de sus decisiones. En un momento determinado se puede entusiasmar con un personaje como Farcas o como Camila Vallejo, que encandilan, pero a la hora de elegir eso no se traduce en votos. A los actores, por ejemplo, no les ha ido bien en las elecciones.
- ¿Crees que los 5 millones de nuevos inscritos, generarán un cambio radical en este escenario?
- Para las Municipales, no. Probablemente votará el mismo número de gente que hasta ahora. Para las parlamentarias y presidenciales, es muy impredecible pues dependerá si se logra reencantar a la población. Pero me atrevo a hacer una predicción: si en la próxima elección presidencial la gente siente que va a estar obligada a elegir entre Concertación y Alianza, va a votar menos gente, porque estas dos coaliciones tienen hoy el 60% de rechazo. Si no hay renovación -y no la veo cerca- nuevos liderazgos, capacidad de pensar alternativas nuevas, si, en definitiva el menú sigue siendo el mismo, simplemente, como el voto es voluntario, mucha gente se quedará en su casa.
- ¿Cómo explicas que la Concertación tenga un 19% de aprobación y la oposición 38%?
- Eso muestra la situación terminal en que está la Concertación. La política chilena se ha complejizado y la oposición es mucho más diversa y abierta. Lo que dicen esos números es que oposición y Concertación son cuestiones absolutamente distintas. Ahí está ME-O, el PC y un sector no politizado que hoy se manifiesta contra el gobierno.
- Y qué significa la aparición de tantos pre-candidatos dentro de la misma Concertación?
- Habla de la disolución de este sector y de lo impredecible que resulta ahora, prever cómo se va a organizar la oposición en general. Ahora, no es malo que surjan muchos nombres, aunque algunos sean pintorescos, porque al final eso se va a decantar en el momento que Bachelet decida ir como candidata.
- ¿Y crees que lo será?
- Pienso que el hecho de no pronunciarse, es una manera de decir que sí, que va a ser candidata y que en algún momento de este año lo va a anunciar. Esto, porque si deja pasar más tiempo y se mantiene la incertidumbre, le habría hecho un daño enorme a su sector. Sería muy irresponsable de su parte y ella no lo es.
- ¿Es importante también para la centro-derecha que se acabe esa incertidumbre?
- Siempre es bueno saber con quién se compite, pero aún en el caso que Bachelet no fuera candidata, las posibilidades de un segundo gobierno de centro-derecha son ciertas. Las encuestas hay que leerlas con cuidado. Si bien hay un rechazo al presidente Piñera, la acción del gobierno está siendo bien evaluada en distintas áreas. Eso se traduce en un hecho que es incontrarrestable: los ministros son bien evaluados, por lo que hay un reconocimiento que el gobierno lo está haciendo razonablemente bien, independiente del desencuentro con el Presidente, que obviamente no será candidato. La Alianza tiene una buena opción, aún corriendo contra Bachelet, porque las encuestas están midiendo hoy un escenario que es falso.
- ¿Por qué?
- Porque están midiendo a Bachelet contra Golborne, contra Allamand o Longueira y la elección presidencial no va a ser así. Probablemente van a ir cuatro o cinco candidatos alternativos, de izquierda, de centro, progresistas, etc. La primera vuelta va a ser muy distinta. Hoy ninguna encuesta, puede realmente reproducir el clima que se vivirá. Recordemos el daño que le hizo ME-O y Arrate a la candidatura de Frei. Fue tremenda. El escenario para la centroderecha es mucho mejor. Tienen mucha más capacidad de organizarse por el hecho de ser gobierno y lo más seguro es que lleve un solo candidato frente a varios de la oposición.
- ¿Es mejor el escenario, incluso a pesar de estos resultados tan negativos?
- A pesar de los malos resultados del gobierno en este momento, nada asegura cómo será la elección presidencial. Quizás el mejor paralelo de esto es que la presidenta Bachelet terminó con un 80% de aprobación y perdió. La aprobación o rechazo a un gobierno no significa que se herede lo bueno o lo malo al siguiente. Eso ya lo vimos. Por otra parte, la centro derecha en Chile representa más del 40% del electorado, un dato duro que no debe olvidarse.
- Qué será más importante a la hora de elegir candidatos. ¿La experiencia política o el carisma?
- Ha sido notable como -luego de casi un año y medio del tema de los mineros- ha logrado mantenerse separado de toda la contingencia. No lo afectó la crisis de la educación ni la de Aysén. Pareciera levitar por encima de todo y eso habla bien de cómo está siendo percibido y le da una posibilidad. Pero, independiente de la novedad y frescura que representa, la experiencia política también es un factor que entra en la balanza de los elegidos, Bachelet, no sólo tiene su parte carismática, también experiencia de gobierno y ese es un activo.
- ¿Qué rol jugarán los partidos políticos en la definición de candidatos?
- Los partidos se han negado a aceptar la crisis que están viviendo y que han perdido legitimidad para designar candidatos entre cuatro paredes. Las primarias ya son una realidad y por eso extrañan posiciones como las de Andrade. La Concertación ya cometió el error con Frei y me imagino que no querrán repetirlo.
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
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