Por Marta Sánchez
y Claudia Betancourt
"Un respiro" están viviendo las autoridades económicas luego de constatar que las expectativas de inflación comenzaron a anclarse, pero el fantasma de que termine este año por arriba del 4%, incluso más cercana al 5%, permanece y sin cambios. Así lo indican las dos encuestas que ha publicado el Banco Central y así también lo advierten distintos analistas, quienes agregan, que el gobierno está frente a un nuevo "talón de aquiles" -el primero fue la caída del tipo de cambio- que amenaza con afectar directamente su popularidad.
Y el primero en encender la luz de alerta es el director de la empresa Adimark GfK, Roberto Méndez, quien señala que "aquí el presidente Piñera y el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, hablan mucho a la población, y muchas veces al día, pero hasta ahora no se ha escuchado una voluntad o una declaración en orden a controlar las alzas de precios; creo que ese es el mensaje que está esperando la gente".
Es más, su diagnóstico lo sustenta en números. Según los resultados de la última encuesta del Indice de Percepción Económica realizado por su entidad, el 70% de los encuestados cree que el precio de las cosas "subirán mucho" en los próximos meses.
La particularidad de esta situación, advierte Méndez, es que esta alza en la inflación está cargada a los sectores económicos más pobres (D y E), lo que tiene una consecuencia directamente política. Ello, porque a este grupo, precisamente, apuntan las principales políticas sociales que está implementado La Moneda.
"Está afectando la popularidad del gobierno, lo que produce una falta de credibilidad de las cifras de crecimiento". Y esto es grave, revela, porque la prioridad para la política económica, desde el punto de vista de la opinión pública, es la credibilidad de que la inflación está controlada. "Cuando los gobiernos y el Banco Central pierde esa credibilidad, el gobierno entero empieza a sufrir un menoscabo en su aprecio".
Esta inflación, añade, está siendo especialemente "costosa" en términos de popularidad, más que en otros gobiernos que tuvieron inflaciones similares como fue el caso de la ex presidenta Michelle Bachelet.
Por ejemplo, afirma, en julio de 2007 al consultarle a la gente cuánto cree usted que subirán las cosas en los próximos meses, un 69% estimó que "mucho", resultado que alcanzó su peak en mayo de 2008 cuando llegó a 77%. A partir de este período, comienza una baja en dicha percepción, pero en febrero de 2011 vuelve a elevarse alcanzando un 62% para luego llegar a 67% en febrero. Ambos meses coinciden con el llamado "desanclaje" de las expectativas de inflación, pues en el segundo mes del ejercicio en curso, las encuestas privadas hablaban de que el IPC se ubicaría entre 4% y 5,5% a fines de 2011.
De ahí que Méndez sostiene que "lo nuevo de esta inflación, que no lo hemos visto en los últimos años, que si calculamos diferencias en la inflación de los pobres, debe ser de 2 a 3 puntos peor que la inflación promedio".
Dada esta realidad, el experto refuta: "Esta inflación está siendo especialmente costosa en la opinión pública, ya que cada persona es un voto".
Adelantar meta fiscal
En tanto, el economista y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Igal Magendzo, lo resume en una frase: "La inflación está afectando la aprobación del gobierno".
Es más, dice que el problema de la inflación es políticamente muy sensible porque "la gente lo siente fuertemente en el bolsillo".
Peor aún, las medidas sociales que el gobierno está implementado como es el caso del 7% de salud para los jubilados y el Ingreso Ético Familiar "afectan directamente el gasto de las pesonas, por tanto, tienen un efecto inflacionario mayor que otras medidas".
"A mi juicio -señala- esta ayuda social es de tipo populista, lo que estamos viendo es una versión moderada de los populismos de derecha que hemos visto en muchas partes. De alguna manera un Estado caritativo más que un Estado planificador".
Por tanto, propone que es necesario y urgente "que retomenos el superávit fiscal estructural el próximo año, no en cuatro años más".
De hecho, el ex asesor del Ministerio de Hacienda, Alejandro Micco, afirma que "el tema central que debe tener el gobierno en este caso, es dar señales claras y transparentes respecto de si va a tener una política fiscal contracíclica o no, porque hasta ahora lo único que se conoce es el anuncio del recorte fiscal del Ministerio de Hacienda, pero hasta la fecha, no se conoce el decreto que determina los recortes de ese gasto. Se necesitan medidas más potentes".
Agrega que "se puede llegar a una situación compleja a fines de año si no hay medidas por el lado del gasto interno. Y esto, sin duda, puede generar un problema político".
Finalmente, Micco también coincide con Magendzo en que La Moneda tiene todas las condiciones para adelantar la meta de equilibrio fiscal antes del término de su período.