A medida que pasan las horas empieza a conocerse la verdadera magnitud de los ataques perpetrados este viernes en Noruega y que, según las últimas cifras ofrecidas por las autoridades de la nación europea, han dejado más de 90 muertos.
La mayor parte de las víctimas fallecieron en el tiroteo ocurrido en la isla de Utoeya, al noroeste de Oslo, la capital, en un campamento juvenil organizado por el gobernante Partido Laborista.
Según la policía, lo ocurrido allí tiene dimensiones "catastróficas". Hasta el momento se han contabilizado 85 cadáveres.
Anteriormente, una clic fuerte explosión sacudió el centro de Oslo, en las cercanías de la oficina del primer ministro, y causó la muerte de al menos siete personas, entre ellos algunos miembros de la administración.
Las autoridades informaron del arresto en Utoeya de un hombre noruego de 32 años, quien ha sido acusado formalmente en relación con los dos ataques, bajo las leyes antiterroristas del país.
Según la policía, el detenido no tendría ninguna relación conocida con grupos islamistas, por lo que las teorías que inicialmente vincularon los ataques con organizaciones como al-Qaeda pierden fuerza.
De hecho, medios locales, que lo identifican como Anders Behring Breivik, lo relacionan con grupos de extrema derecha. La policía ha dicho que está colaborando con la investigación.
El gobierno del socialdemócrata Jens Stoltenberg, quien debía visitar este sábado el campamento atacado, convocó una reunión urgente de crisis para evaluar la situación, mientras se reforzaban los controles en fronteras, aeropuertos y carreteras.
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Confusión
El primero de los ataques ocurrió a las 13.20 GMT al estallar una potente bomba en el centro de Oslo cerca de las oficinas del primer ministro Jens Stoltenberg y del popular diario noruego VG.
En los escombros de los edificios de Oslo afectados por la explosión podría haber más víctimas.
Siete personas perdieron la vida en la explosión y otras 15 resultaron heridas, algunas de gravedad.
La potente detonación causó graves destrozos en cuatro edificios gubernamentales y otros inmuebles vecinos.
Ningún miembro del gobierno resultó herido, según indicó el propio Stoltenberg, quien aseguró que tales ataques "no socavarán nuestro compromiso con la democracia y un mundo mejor".
Unas dos horas después empezaron a llegar informaciones sobre el tiroteo en el campamento de las juventudes socialdemócratas en la isla de Utoeya, a unos 20 kilómetros al noreste de la capital noruega.
En el lugar había congregadas unas 600 personas, muchas de ellas de edades comprendidas entre los 15 y los 20 años.
Vestido de policía
En un principio se habló de diez muertos, pero tras unas horas de confusión, y tras conocerse el arresto del sospechoso, la policía noruega informó que el número de cadáveres recuperados en la zona ascendía a 80.
La policía noruega informó que el número de cadáveres recuperados en la isla de Utoeya asciende a 80.
Según el relato de algunos testigos, el agresor entró en el campamento vestido de policía con el pretexto de velar por su seguridad.
"Llegó a la isla en Ferry (...) Aseguró que estaba allí porque estaba llevando a cabo una investigación en conexión con la explosión de Oslo", le explicó a la BBC el periodista noruego Ole Torp.
"Le pidió a la gente que se congregara a su alrededor y entonces empezó a disparar, con lo que los jóvenes salieron corriendo para ocultarse entre los arbustos y en el bosque, e incluso algunos se lanzaron al agua para ponerse a salvo", relató Torp.
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Testigos de lo ocurrido aseguraron que el autor de la masacre portaba una pistola, un arma automática y una escopeta.
Tras detener al sospechoso -descrito como rubio y de 1,90 metros de altura- las autoridades dijeron que encontraron explosivos sin detonar en la isla.
También informaron que el número de víctimas podría aumentar, mientras continúan las tareas de búsqueda de sobrevivientes, que se están llevando a cabo con lanchas y helicópteros.
Durante la noche la policía registró un departamento en el oeste de Oslo donde presuntamente vivía el sospechoso de la masacre.
Incógnitas
El primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, debía visitar este sábado el campamento atacado.
El especialista en asuntos de seguridad de la BBC, Frank Gardner, explica que el alcalde de Oslo aseguró que el hombre detenido estaría vinculado con los dos ataques.
Lo que se preguntan ahora los investigadores es qué motivación podría tener el sospechoso para llevar a cabo las masacres.
En las primeras horas tras los ataques se habló de una posible venganza de grupos islamistas por la participación del ejército noruego en las campañas de la OTAN en Afganistán y Libia, o incluso por la publicación de las polémicas caricaturas del profeta Mahoma.
Pero, según Gardner, si no se encuentran vínculos con organizaciones terroristas transnacionales como al-Qaeda, la sospecha recaerá en grupos de extrema derecha.
Según el enviado especial de la BBC a Oslo, Richard Galpin, Noruega ha tenido en el pasado problemas con grupos neonazis, pero las autoridades creían que estos habían sido eliminados en su mayoría y no representaban una amenaza significativa.
Nada les podía hacer presagiar que iba a tener lugar el peor ataque en número de victimas en su suelo desde la Segunda Guerra Mundial y el más grave en Europa desde los ataques de Madrid de 2004.