SANTIAGO DE CHILE -- El terremoto, tsunami y el rescate de 33 mineros distrajeron la atención y drenaron recursos para los planes con los que Sebastián Piñera llegó a la presidencia, por lo cual el siguiente año será crucial para encauzar su gobierno.
Los impuestos, la austeridad fiscal y el uso moderado de los ahorros de Chile en el exterior por el aumento en los precios del cobre, que aportan el 40% de los ingresos estatales, deben alcanzar en los próximos años para cubrir los gastos de reconstrucción, calculados en poco más de 8.400 millones de dólares.
Pero también hay otros temas del programa de gobierno que requerirán inversiones, como lo son las reformas a los sistemas sanitario y educativo.
El terremoto "por una parte es una tragedia, pero por otra es un factor que dinamiza la economía", dijo a la AP Marcelo Mella, analista de la Universidad de Santiago.
Pero ese dinamismo económico no es logro que Piñera se pueda adjudicar, pues "es consistente con las buenas bases que deja en la economía el gobierno de (Michelle) Bachelet", declaró el economista y académico Cristián Castañeda.
El gobierno ha dicho que hasta octubre fueron creados 268.000 empleos, lo cual mitigó los perdidos por los miles de pequeñas y medianas empresas que fueron arruinadas por el terremoto del 28 de febrero.
Sin embargo, la oposición de centroizquierda ve que el flanco débil del gobierno ha sido la reconstrucción y prepara una interpelación a la ministra de Vivienda Magdalena Matte.
"No existen los milagros, no es posible hacer casas en seis meses, tenemos 970 localidades con problemas, 230 comunas, toda la costa devastada", se defiende Matte.
Piñera asumió el 11 de marzo, cuando aun no empezaba la remoción de escombros de las 135.000 viviendas destruidas por el terremoto y posterior tsunami, y de las 65.000 severamente dañadas.
Además, el quinto mayor terremoto del mundo destruyó 4.000 escuelas, 79 hospitales, más de 200 puentes, además de la devastación vial y portuaria.
A fin de mes se completará la entrega de 100.000 subsidios habitacionales y para el 2011 el gobierno comprometió la entrega de una cifra levemente superior. El total de daños fue estimado en 30.000 millones de dólares antes de la recuperación de los seguros.
El mandato presidencial dura cuatro años y coincide con la renovación del congreso, pero a mitad de periodo habrá elecciones municipales, que se realizarán en octubre y servirán como termómetro de la aceptación que estén teniendo el gobernante y sus políticas de derecha.
Las perspectivas no le son del todo favorables, sobre todo por el rechazo que ya generó el anuncio de la reforma educativa, a través de la cual el gobierno considera que puede lograr una formación de igual calidad para los chilenos.
"Nuestro sistema educacional... no da una educación de calidad a todos los estudiantes y en vez de corregir las desigualdades sociales, muchas veces las perpetúa, traspasándolas de generación en generación", ha dicho Piñera.
Su reforma proclama una mejor formación del profesorado, incentivos para la jubilación de los maestros, modernizar el estatuto que los rige, crear liceos de excelencia, cambios curriculares, pruebas de tecnología, inglés y educación física, que se suman a las de lenguaje y matemáticas.
Pero el magisterio ya protestó por otro aspecto del que no son partidarios: reducir las horas de enseñanza de historia. El gremio de los enseñantes públicos es uno de los más fuertes y no escatima en paralizar sus labores meses enteros si con ello consigue defender sus intereses, además de sumarse a las movilizaciones del sector fiscal.
También debe introducir modificaciones en el sector de la salud pública, donde se atiende el 80% de los 17 millones de chilenos y, a comienzos de diciembre, la muerte de 81 reos en un incendio al interior de un penal le puso urgencia a un plan de su gobierno para descongestionar los penales, cuya sobrepoblación es del 60%.
De los 90 días que los mineros pasaron en las entrañas de la tierra heredó también el compromiso de mejorar las condiciones de seguridad laboral en el país, con tal de evitar que se repita un drama como el mencionado.
En el ámbito internacional, Piñera ha maniobrado con pragmatismo. Aceptó una alianza comercial impulsada por Perú, con México y Colombia.
Pese al diferendo marítimo con Perú, que demandó a Chile en la Corte Internacional de Justicia, viajó a Lima y dijo que las relaciones bilaterales y la disputa van por caminos separados.
En el diferendo con Bolivia, que perdió su salida al mar en una guerra Chile, Piñera sigue las conversaciones iniciadas por sus antecesores con el gobierno de La Paz, aunque no se vislumbra ningún resultado concreto.
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