Sábado 05 de Junio de 2010
La mayor sobrevivencia y salud anticipan que aumentará el número de ex presidentes en actividad en nuestro país.
Antes, los presidentes salientes no recibían pensiones ni pagos especiales. Expirado el mandato popular, se integraban a la sociedad como los restantes ciudadanos, para vivir de sus ahorros o de su trabajo y no tenían otro reconocimiento público que el que surgiera espontáneamente de sus trayectorias presidenciales.
Chile podría ser el único país que contempla en su Constitución Política un estatuto para los ex mandatarios: se les reconoce la dignidad protocolar de ex Presidente de la República; se les concede una dieta vitalicia, el financiamiento de sus gastos de transporte, protección personal y de oficinas, y un fuero y los mismos derechos que a los parlamentarios para los procesos penales. La dieta no les impide desempeñarse en el sector privado o en la academia, fuera o dentro del país.
Sin la jerarquía constitucional chilena, en otros sistemas presidenciales de países desarrollados también se les reconocen garantías más o menos parecidas. Parece razonable que se asegure un pasar digno a quienes fueron el primer servidor de una nación. El trato que reciben y el comportamiento que exhiban son demostrativos de la solidez institucional de los países y de la calidad de sus políticos. Chirac, Clinton, Thatcher, Blair, Bush (padre e hijo), Felipe González y tantos otros que han abandonado la arena política, retribuyen las prestaciones recibidas en función de ex gobernantes sumándose y apoyando al gobierno de turno en los temas de Estado y en las emergencias, como podrían ser los planes y el financiamiento de nuestra reconstrucción. Igualmente, quedan disponibles para dar reservadamente su consejo a sus sucesores; para servir como enviados especiales en gestiones diplomáticas complejas; para dedicarse a temas transversales como la pobreza, la paz, la educación, el medio ambiente y el cambio climático, y para dar categoría a los grandes eventos públicos nacionales e internacionales. La disposición a favor de los asuntos de interés nacional parecería ser la razón del estatuto de los ex presidentes, que pierde sentido cuando éstos retornan a la actividad política partidista.
Dependerá del carácter, los planes, la discreción y las ambiciones de los ex mandatarios si se retiran a la privacidad y se elevan por sobre la contingencia para contribuir a los intereses nacionales, o si persisten en participar en las disputas por el poder político. Todas esas opciones son legítimas y también diferentes para el país, para los propios intereses de los ex gobernantes, para su reconocimiento y para la crítica ciudadana.
Saludos,
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIENTO DE ONU
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